La capacidad del aceite de oliva virgen extra para combatir ciertas dolencias, es muy obvia.
Este aceite tan saludable, es muy ligero para nuestro sistema digestivo, tanto así, que se lo recomienda para bebés que inician su alimentación pero cuando está puro, no cuando se lo macera.
Si queremos potenciar más su efecto, podemos macerarlo y aromatizarlo añadiéndole ingredientes secos o frescos como ajo, tomillo, romero, ají (guindilla), hojas de laurel, albahaca, azafrán, u orégano.
El aceite macerado con orégano, es antibacteriano y antifúngico, nos sirve para combatir infecciones, eliminar exceso de cándidas y parásitos.
Además, nos sirve para hacer vaporizaciones en casos de sinusitis, para tratar hongos de uñas, para elevar nuestro sistema inmune, aliviar úlceras, reducir la inflamación, y aparte, nos aporta vitaminas y minerales. En realidad, el aceite y el orégano trabajan en conjunto para regalarnos una gran gama de beneficios.
El aceite de oliva macerado, puede ser utilizado como aderezo para ensaladas, sobre arroz cocinado, sobre guisos de lentejas, en sopas o en cualquier preparación de comidas.
Es más beneficioso consumirlo cada día "crudo" y sin calentar.
Hoy no hay receta específica para prepararlo, ya que es nada más que dejar macerando más o menos una semana (o más) para que infusione con la hierba o especia de tu preferencia.
En cuanto a buena calidad del aceite, siempre será mejor el aceite de oliva virgen extra de primera presión en frío, pero en si, también nos aporta mucho el aceite "normal", el que no está prensado en frío.
Pero más que todo, lo ideal es que el aceite esté macerado y aromatizado en casa, por nosotros mismo.